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El visón americano y la liberación animal

Esta semana ha sido noticia la crítica situación del visón europeo (Mustela lutreola) en España; se estima su población en 142 individuos, muy por debajo de las estimaciones anteriores, no en vano la especie está catalogada como En Peligro Crítico de extinción. Dado que entre las amenazas para la conservación de la especie está la competencia con el visón americano (Neovison vison, catalogada como «especie invasora»), entre las reacciones a esta noticia una de las más comunes es la típica que se ha venido haciendo desde hace años; culpar al movimiento de liberación animal por las sueltas de ejemplares de visón americano de las granjas peleteras. Es una de esas mentiras que a base de ser repetidas durante años y años ha calado no sólo en la opinión general, sino incluso entre una parte considerable de la comunidad científica y raro es el biólogo/ecólogo que no asocie visón americano con las liberaciones. Es además una mentira tendenciosa, puesto que el objetivo es proteger a la industria criminal de la peletería y perseguir a un movimiento que lucha por la justicia para el resto de los animales. Así pues es conveniente dejar clara una cosa: No, el movimiento de liberación animal no es responsable de la presencia de visones americanos en España, su origen y expansión proceden principalmente de escapes accidentales y abandonos desde las granjas peleteras. 

Vayamos con unos datos y una cronología para dejar bien claro el contexto de la situación del visón americano en España:

  • 1958 – Primera granja peletera instalada en España, en El Espinar (Segovia)
  • 1961 – Primeros ejemplares de visón americano vistos en libertad en la provincia de Segovia
  • 2001 – Primera acción del Frente de Liberación Animal en España sobre visones

Así pues, entre los primeros ejemplares de visón americano vistos en libertad y la primera acción del Frente de Liberación Animal, hay nada menos que 40 años. A finales de los años 80, ya había numerosas pequeñas poblaciones de manera dispersa por la mitad norte peninsular (Álava, Teruel, Castellón) y se habían asentado 5 principales núcleos de población en España que estaban en expasión; 3 núcleos en Galicia (Vidal-Figueroa y Delibes, 1987), 1 núcleo en Cataluña (Ruiz-Olmo, 1987) y otro núcleo en el Sistema Central (Bueno y Bravo, 1999), el más importante hasta aquel momento. Las principales causas de naturalización de los visones americanos eran escapes desde las granjas por la precariedad de sus instalaciones, muchas de ellas de carácter familiar y sin ningún tipo de licencia ni control, así como el abandono de numerosas granjas peleteras que dejaban encerrados en las jaulas a los animales. La mayoría de estos animales morían dentro de las jaulas, pero algunos podían escapar y asentarse en el medio natural. En la década de los 90 la especie ya ocupaba varios miles de km2 por la mitad norte peninsular y estaba en expansión.

Distribución del visón americano en España antes de la primera liberación del Frente de Liberación Animal

Paradójicamente, una de las principales causas de su expansión fue la abundancia de presas como el cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), una parte primordial de su dieta especialmente en Castilla y León y Levante, especie que al igual que el visón americano, también está catalogada como especie invasora, procedente de sueltas para satisfacer la demanda de los pescadores.

En el verano de 2001 se produjo la suelta de 13.000 ejemplares de visón americano de una granja Puebla de Valverde, provincia de Teruel. Lógicamente, esto tiene un impacto ecológico, pero de nuevo nos encontramos con que los datos del relato tendencioso de señalar una suelta como desastre ecológico y la historia real de lo acontecido no parecen cuadrar mucho; los animales que el FLA liberó se asentaron principalmente en el río Mijares y sus afluentes, pero es que toda esta zona, incluyendo el Turia y afluentes, ya estaba ocupada previamente desde al menos 1990 por ejemplares de visón americano procedentes de escapes de las granjas de la zona y especialmente por el abandono de la granja de Sarrión (Estudio del visón americano en la cuenca del río Mijares. DGA 1992) donde unos 10.000 ejemplares de visón americano quedaron abandonados.

En total en España se han producido solo 3 actos de liberación de visones americanos. SÓLO 3. Todas las liberaciones en zonas donde ya había poblaciones establecidas de visón americano. Pero esto ha sido suficiente para copar cientos de artículos de prensa tanto escrita como digital sobre lo criminal y dañino que es hacer este tipo de liberaciones, sin embargo podemos contar los dedos de las manos los que hay sobre la responsabilidad de las granjas peleteras. Hay que tapar como sea el hecho de que estas granjas, origen y principal vía de entrada y expansión de la especie en el medio natural, sigan desarrollando su explotación criminal encerrando y torturando animales para satisfacer la demanda de pieles. Y es llamativo a la vez que sintomático el poder que tienen quienes sean que tengan intereses o sean propietarios de estas granjas, y es que a pesar de que la catalogación de una especie como invasora conlleve la prohibición total de su «posesión, transporte, tráfico y comercio» (artículo 7 del Catálogo español de especies exóticas invasoras), siguen existiendo granjas peleteras con visones americanos. Alguien con bastante influencia y poder de presión, consiguió que se añadiera una disposición adicional (D.A. Sexta) en el Catálogo de EII para permitir que estas granjas pudieran seguir explotando y torturando a estos animales, llegando incluso a permitir la instalación y puesta en marcha de nuevas granjas, dejando sin efecto el artículo 7 del Catálogo de EII. Afortunadamente una denuncia de varios grupos ecologistas provocó en 2016 la suspensión de este segundo punto por parte del Tribunal Supremo, dejando sin efecto el permiso para la instalación de nuevas granjas (aunque se permite la explotación de las ya existentes).

El encierro en jaulas provoca en los visones americanos agresividad, autolesiones, amputaciones y trastornos que derivan en canibalismo

Se ha señalado a una especie que es víctima de un tipo de explotación especialmente cruel, como principal agente de un problema ecológico (y ojo, que la catalogación como invasora conlleva su persecución, captura y muerte), y a un movimiento activista como detonante del problema cuando a todas luces el origen y grueso del problema es otro, siendo además el debate de fondo mucho más profundo, e implica no sólo estas cuestiones sino también el pésimo estado de los ecosistemas cuya degradación favorece la expansión de especies exóticas, decisiones políticas y legislativas tendenciosas, y medios de comunicación como meros instrumentos de propaganda. No voy a negar que liberar 13.000 o 20.000 animales tenga impacto ecológico, sobre las cuestiones éticas y sus implicaciones ecológicas de estas y otras liberaciones ya hablaré en otra entrada, la cuestión ahora es cómo se señala siempre en la misma dirección (a los animales, lo más vulnerables) y se desvía la atención creando un muñeco de paja para distorsionar la realidad, a nivel político siempre será más fácil acusar a los «ecoterroristas» que tomar la decisión de prohibir actividades económicas con el riesgo electoral que ello supone, por muy criminal que estas actividades sean y sus impactos no solo para los animales a los que explotan, sino también para el medio ambiente y las personas (generalmente trabajadoras precarizadas).